miércoles, 25 de febrero de 2009

Corazones congelados


Escribía Almudena Grandes en su novela 'El corazón helado' que los prisioneros de los campos de concentración ya no pensaban, ya no les dolía nada porque el horror se había comido todo su llanto, sólo sobrevivían para que nadie les quitase su manta, lo único que les quedaba. La escritora madrileña refleja la realidad con crudeza, pero la Guerra Civil lo fue, fue cruda y horrenda para todos. Quizá más para los que murieron tirados en cunetas, fusilados al amanecer en las tapias de los cementerios, o en los patios de las cárceles bajo la atenta mirada de sus compañeros... Quizá... los próximos. La guerra destruyó hogares, despedazó familias, enfrentó a hermanos y tiñó se sangre un país que había elegido ser republicano, con sus aciertos y sus dificultades, pero con urnas y votos.

La memoria histórica de los nuestros es lo que nos queda de aquella época. Muchos políticos pretenden silenciarla insistiendo en que el pasado no se remueva, pero muchas familias necesitan remover las fosas para encontrar los restos de los suyos, escuchar las historias de sus abuelos que no quieren perder sus vivencias, recordar esos tiempos tan malos que obligaron a más de medio millón de españoles a emigrar a Francia y a otros países en busca de las oportunidades que les negaron los sublevados, aquéllos que un buen día decidieron acabar con la democracia e instaurar una horrenda dictadura, liderada por un temible Franco. A los que no paran de pregonar que los 'rojos' también cometieron atrocidades hay que darles la razón... Había una guerra, pero lo Alpagaron con una brutal represión del ejército nacional y una dictadura de más de 40 años.

Nuestra Historia son ellos. Esos abuelitos achacosos que te invitan a sentarse con ellos en su mesa camilla, que te piden que escuches su vida. Que calman los achaques de la edad con su buena oratoria, que te cuentan la realidad de lo que pasó tal y como sucedió, sin endulzarla ni amargarla. Esos abuelos siguen vivos para quien quiera escucharles. Y seguirán habitando en la memoria de todos. Todos los nietos deberían sacrificar un rato de su tiempo libre y sentarse con sus abuelos a conocer su vida, la historia de los protagonistas de una época, la memoria viva que nunca podrán ofrecer los historiadores por mucho que se empeñen. Una tarde con uno de estos ancianos es la mejor clase magistral. La escuela de la vida.
Entrevista con la escritora Almudena Grandes sobre su libro 'Los corazones helados' en la 2.

1 comentario:

  1. La sangre, ha teñido los pasos de muchos de nuestros familiares. En mi caso, nunca olvidaré las terribles historias que me cuentan mis abuelos teniendo yo 8 ó 10 años, historias de represaliados por ser trabajadores, historias de huídos, tiroteados, arrestados o fusilados... la sangre ha teñido la andadura de nuestro mundo con la horrible palabra, la maldita palabra DICTADURA, además de todas y cada una de las represiones,arrestos y otros malditos hechos que conllevan para un país estar bajo el yugo de esta maldición.

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