lunes, 7 de octubre de 2013






El ordenanza de Mauthausen



El castigo que le aplicaron a Ramón en el campo de Mauthausen suena a capricho. Mientras cientos de personas se morían de hambre, se dejaban caer acurrucados por el frío, las enfermedades, la pena y las duras condiciones, a este toledano le ocurrió lo contrario. La gusa confundía el peligro de los que nada tenían que perder tras aquellos muros levantados para rentabilizar el exterminio y dejaba rastros demasiado evidentes. De vez en cuando, Ramón y algún deportado republicano más se acercaban a las cocinas del campo central, cerca de las cámaras de gas, para robar comida, pero estos fugaces atrevimientos los pagó caros. Los guardianes le sorprendieron un día y le obligaron a tragarse cinco kilos de mermelada como castigo. Sin duda, ninguno de los maltrechos y consumidos compañeros se hubiera puesto en su pellejo porque al toledano le faltó poco para morir de una indigestión. A partir de aquel momento, a Ramón Bargueño, el deportado número 3.183, le apodaron "Mermelada"...sigue leyendo


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